(Y dice, tan postiza que poetiza, la Poetriz.)
Yo te maté, Luis Palés,
Filí no me leas ni Tembandumba.
Detrito de máquina destartalada
evapora tu caldo macaco en mis axilas.
Tú siempre bailas, remeneas
las caderas de tus palabras
en sinuoso movimiento igualitario
masa con masa. Pero ¡túmbala!,
no hay majestad que impere
ni lomo de Antilla que resista
el lábil ten con ten que noctambule
la sonrisa amarga ya sin música.
Tú siempre bailas, Filí Palés.
En el habla blanda del blanquito.
En el mirar lechoso del gatillero.
En el religado ejemplar político.
Ten con ten, ten con ten,
tu fugaz inexistente taconeo
cruza, hembra isla, el frágil puente
hiperbólica de sexo y nalga.
Tú siempre bailas, Luis Melé,
trapicheando susto en paso, densos
los jugos del nombre y de la raza.
Nombrada destruida, existida ya pensada,
ten con ten el disfraz me contentabas.
Pero no me tembandumbes más,
Luis Palés, que no hay quimbamba.
Filí no me leas, ten con ten ni sulamita.
Me lees, ¿o no me lees? ¡Túmbala!
De la serie de antipoesía Loquios de La Poetriz, publicada parcialmente en 80grados.