Rosa Vanessa Otero, Colección Premios de Poesía, Instituto de Cultura Puertoriqueña, 2013.
De Los poemas de la abyecta
La guerrera empuñó su angustia
como única cosa que le pertenecía
y se partió los dedos. De pronto,
le creció en el puño una piedra.
Con dificultad abrió la mano,
la dejó vacía. Desposeída
de cuanto tuvo por conquistado
se supo dueña de ningún reino,
basura lo que amó hasta la abyección;
libre y sola, cabalgando su potro indócil
por riscos de pensamientos inanes y aturdidores,
levantó su diestra exhibiendo
para ejército ninguno, con más orgullo
que a una espada bien bruñida
su palma rota.