Prensa

Ángela María Valentín Rodríguez, revista CRUCE

De rencarnaciones y preñeces de la palabra: la poesía de Rosa Vanessa Otero

Es poesía profundamente existencialista, que plantea la crisis del ser y del estar en el mundo. Los resultados plantean a la poeta frente a la voluntad creativa, la lucha con la Palabra y sus circunstancias

Ángela María Valentín
Portada por Nelson Sambolín

Publicar poesía en un país que se nos cae en cantos es un acto de rebeldía, un desafío directo a las circunstancias que nos aquejan y que podrían corromper las voluntades más férreas. Escribir poesía es un acto subversivo, un acto de fe pura en el futuro de nuestra Isla y en la capacidad transformadora de la Palabra. Al ver que en medio de tantos eventos convulsos se presenta una colección de versos, tienes que detenerte a celebrar. Pero no a celebrar frívolamente, porque esos versos y el trabajo de su editor son el resultado de una tenacidad que sabe que un pueblo puede ser salvado por el arte. Por eso, celebramos las letras de Rosa Vanessa Otero, quien el pasado jueves, 5 de abril de 2018 presentó La vocal encinta y otras encarnaciones, una edición conmemorativa publicada por la Editorial EDP, que reúne por primera vez sus poemarios premiados hace casi dos décadas atrás por el Ateneo Puertorriqueño y que aún se mantenían inéditos, La vocal encinta (2001) y Encarnaciones (2003). Las palabras de Vanessa Droz fueron el preámbulo para escuchar la lectura de algunas de las piezas que delatan la fuerza de la juventud -son su poesía universitaria- junto a la rebeldía inherente y permanente de las letras de Otero.

Luego de conversarnos un rato, la poeta nos plantea: ´Nadie desea que un libro suyo se quede sin publicar por más de una década… Cuando Edgardo Machuca me propuso editar algo mío, puse a su disposición algunos de mis textos nuevos o rescatar La vocal encinta. Fue un alivio que apostara por La vocal. Fue un gran consuelo volver a estos poemas y comprobar que lo que se escribe con intensidad y veracidad no envejece.´ Y es que, gracias al ojo editor de Machuca, podemos degustar aquellos primeros versos de Rosa Vanessa Otero, lo cual nos permite contemplar de manera más completa el devenir artístico una poeta muy importante para las letras insulares, pues aquellos poemarios no han sido los únicos premiados. Vale recordar que En el fondo del caño (Genealogía), de 1997, le obtuvo su primer premio regional, además de un reconocimiento por parte del Instituto de Literatura Puertorriqueña, y luego To muddy death obtuvo en el 2013 el primer premio del Instituto de Cultura Puertorriqueña.

Quien ha seguido fielmente las letras de Rosa Vanessa Otero se encuentra con una poesía que desde sus inicios se caracteriza por ser trabajada con la paciencia del artesano, que busca la perfección de la expresión, cosa que no debe extrañarnos si conocemos su profesión de editora. Es poesía profundamente existencialista, que plantea la crisis del ser y del estar en el mundo. Los resultados plantean a la poeta frente a la voluntad creativa, la lucha con la Palabra y sus circunstancias: /Cierta timidez me fuerza/ a un silencioso laboreo de hormiga./ (´Envío´, 11); /Construcciones prodigiosas/ de naipes sobre las aguas/ la poeta y su palabra./ (´Trampa y presa´, 46) También nos encontramos con poemas en los que Otero explora su visión de un mundo elusivo y¨extraño: /Cuando me dije/ “puedes levantar tu figura/ sobre el río siempre otro/ el mismo río, dibujar/ la espiral al viento/ que jinete y lomo enrice”,/ bajo mis pies huyó/ sigiloso el/ mundo/ (48). En fin, no es poesía de protagonismo, es poesía para plantear el alma y su capacidad creadora, así lo señala Otero: “lo importante es poder crear, conservar la sensibilidad para crear y lo que ahora estoy disfrutando: un espacio propio de creación”. Este poemario lo prueba, esperó casi veinte años por ver la luz. No fue una entrega inmediata, pero no importa porque la poesía, la verdadera poesía no envejece y espera, tal y como señala Vanessa Droz en las palabras de la contraportada: “Su pretensión –y de ahí su ingente esfuerzo como poeta-, es que en su escritura la palabra se haya hecho carne, aunque sea por un ramalazo de segundo.” Continuemos celebrando la poesía de Rosa Vanessa Otero y su trabajo constante, silencioso y riguroso con la belleza.

La publicación original en CRUCE, 17 de mayo de 2018, «Movimientos», aquí:

Ángela María Valentin (PHD, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe) es Catedrática de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, donde dirige el Programa de Mujeres y Género, y es autora de los poemarios «Tacas», y «El libro de los silencios», entre otras obras de creación literaria. Publicó este artículo en la revista CRUCE de la Universidad Metropolitada, en aquel momento bajo la dirección de Alexandra Pagán.